Comentarios en los medios de comunicación sobre nuestro cerebro

“Un equipo de investigadores de la Universidad Pohang de Ciencia y Tecnología de Corea ha creado unos nano cables orgánicos que simulan el funcionamiento de las sinapsis biológicas; las autopistas de nuestro cerebro. El mérito del avance es que consumen casi la misma energía que las nuestras, unos 1,23 femtojulios. “Ahora «solo» les queda reducir a una décima parte el grosor de los nano cables. En ese momento estaremos mucho más cerca de un ordenador biológico o un cerebro digital”. Estas son las noticias que en vez de ilustrarnos nos apartan del verdadero conocimiento. Pero creer que el cerebro son conexiones, células a células no tiene sentido. Y lo del cerebro digital una alegre ocurrencia. Y parece que este caballero no ha profundizado demasiado en lo que es una sinapsis, eléctrica, o química, o conexiones laterales.

En un milímetro cúbico del cerebro, existen unas 100.000 neuronas conectadas mediante 1.000 millones de conexiones que permiten comunicarse intercambiando sustancias químicas, iones, y otras sustancias que son la causa de su actividad. ¿Se refieren a este cerebro real?

El cerebro tiene un kilo cuatrocientos gramos. Las dendritas: prolongaciones de cada neurona para recibir información y enviarla al cuerpo de la neurona, al sumarlas, nos da una cifra de 70 con 70 ceros. Sin contar con que estas conexiones, pueden cambiar, intercambiarse en segundos, aumentar o disminuir su tamaño, desaparecer, afirmar su fuerza de conexión o disminuirla. Por lo general no son fijas, ni estables. Algo que este laboratorio parece no tener en cuenta.

Para que esta inmensidad funcione se necesitan más de cien neurotransmisores y el doble de otras sustancias procedentes de un metabolismo complejo de todo un cuerpo, a la que hay que añadir el cerebro digestivo y los diez millones de sensores repartidos por todo nuestro organismo que está enviando información a este centro organizador que llamamos cerebro así como las bacterias que forman la macrobiota intestinal, miles de proteínas que actúan como enzimas, como señales, como soporte estructural y otras muchas funciones. Cerebro al que le llegan los nutrientes, el oxigeno de la sangre, y una red de vasos sanguíneos de 600 kilómetros.

En ese cerebro participa la insulina, que es un importante neuromodulador que contribuye a los procesos neurobiológicos, como las funciones celulares, bioquímicas y moleculares, pero que se fabrica fuera del cerebro en el páncreas como sabemos.

Tiene, la insulina, un rol principal en la plasticidad sináptica, en el estado de ánimo, el aprendizaje: ejerce una función neuroprotectora, en el nacimiento de nuevas conexiones, para la supervivencia de los circuitos, incluso como neurotransmisor.

La insulina proveniente del páncreas, juega un rol principal en los procesos cognitivos, la atención, las funciones ejecutivas, el aprendizaje y la memoria.

Se está simplificando de manera escandalosa lo que es el cerebro-cuerpo como acaban de comprobar. Nos tienen que explicar donde van a instalar un páncreas para suministrar insulina a ese cerebro biológico que nos fabricarán.

(Insulin, aging, and the brain: mechanisms and implications. Abimbola A. Akintola and Diana van Heems Department of Gerontology  and geriatrics, Leiden University Medical center, leiden, Nethederlands)

 


José Antonio Rodríguez Piedrabuena 
Especialista en Psiquiatría y Psicoanálisis

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