El pasado jueves asistí en la Universidad de Deusto a un encuentro con José Manuel Velasco, presidente de Dircom, la asociación de directivos de la comunicación que agrupa a más de 820 profesionales de las empresas e instituciones más importantes de España.
La asociación, con sede en Madrid y presencia en otras seis comunidades autónomas (Cataluña, Aragón, Galicia, Comunidad Valenciana, Castilla y León y Canarias), aspira a reunir también en el País Vasco el número de socios suficiente para abrir en Bilbao una delegación que promueva la visión y los objetivos de Dircom en Euskadi. Estos ejes estratégicos son:
- Reconocimiento. Poner en valor la figura del director de comunicación en las organizaciones.
- Conocimiento. Actuar como transmisores y proveedores de conocimiento en la organización.
- Networking. Fomentar la red de contactos y promover el intercambio de experiencias con los dircom.
- RSC. Conseguir que el dircom lidere el discurso de la Responsabilidad Social Corporativa.
Entre las actividades que la asociación lleva a cabo, Velasco anunció como “un gran acontecimiento que ningún profesional de la comunicación se puede perder” el Foro Mundial (World Public Relations Forum) que entre el 21 y el 23 de septiembre de 2014 reunirá en Madrid a un millar de responsables de comunicación de todo el mundo. El tema central del encuentro es la “comunicación con conciencia” y sus organizadores esperan traer a Madrid a “los principales pensadores de la profesión para debatir la importancia y el valor de comunicar con conciencia y consciencia, construyendo así organizaciones, reputaciones y marcas más robustas”.
Uno de los intelectuales a los que el presidente de Dircom citó en su presentación es el sociólogo Zigmunt Bauman, padre de la “sociedad líquida” como idea para definir el mundo en que vivimos: una modernidad que ha dejado atrás los valores sólidos para sumir a los individuos en un medio acuoso, complejo y en cambio constante. Recientemente leí una reflexión suya sobre las redes sociales: “Vivimos divididos en dos mundos: uno online y otro offline. Ambos tienen reglas muy distintas. En internet es infantilmente fácil hacer amigos y perderlos. En la vida offline, la real, sabes el esfuerzo que cuesta encontrar y mantener un amigo de verdad para toda la vida. La ventaja del mundo online sobre el offline es que es mucho más fácil obtener las cosas que deseas aparentemente. Por eso la gente pasa, de media, siete horas y quine minutos al día en contacto con las tecnologías digitales. Mucha gente trata de rehacer el mundo offline de acuerdo con los esquemas del mundo online. Si eso pasa, será una enorme pérdida para la humanidad”.
Luis Sala