Que un estadio inaugurado en septiembre de 2017, haya sido elegido sede de la final de la Champions League, se debe no solamente a los avances tecnológicos, la capacidad en número de espectadores, o las facilidades de acceso.
Desde que en 1988 la Comunidad de Madrid aprobó un nuevo estadio de Atletismo en una zona alejada del centro, una serie de circunstancias han hecho que el estadio se haya convertido en una marca icónica y diferencial, que forma parte de la identidad de Madrid, y de España, para el resto del mundo.
Una marca que el 1 de junio, fecha de la final de la Champions League, ha hecho su puesta de largo ante cientos de millones de espectadores en todo el mundo. Para los profesionales de la comunicación, cabe preguntarse ¿cómo es posible conseguir tamaña repercusión en tan poco tiempo?
Edificios icónicos
Por lo general, los edificios icónicos que forman parte de la identidad de las ciudades donde se ubican–en Paris Notre Dame, en Londres el Big Ben, en Nueva York el Empire State…-, han consolidado su condición de referencia tras decenas, incluso cientos de años.
Muchos estudios de arquitectura lo saben, y diseñan sus proyectos constructivos con el apriorismo, independientemente de sus condiciones, de crear símbolos que en el futuro serán universalmente reconocidos como iconos de la ciudad. Es una forma de asociar su propia marca de oficina arquitectónica con la propia imagen de marca de la ciudad.
Sin embargo, en la realidad no suele suceder así. Hay una leyenda muy extendida según la cual, las grandes obras arquitectónicas comienzan con un simple dibujo de un boceto en una servilleta de papel que refleja la idea original creativa y diferente. Los arquitectos del Wanda Metropolitano no piensan de este modo.
Porque conseguir que se asocie un proyecto constructivo de una oficina arquitectónica con la imagen de la ciudad es laborioso, y responde a muchas horas de trabajo concienzudo. Un trabajo en el cual, para obtener un resultado, hay que desechar muchísimas ideas que se han dibujado antes en servilletas.
Para Cruz y Ortiz Arquitectos, cada encargo supone una ocasión única. Porque se tienen en cuenta aspectos como la tipología del edificio, el cliente, la escala del edificio a diseñar, el presupuesto, el país, la ciudad o emplazamiento de la misma, etc. Todos ellos, se analizan a la hora de iniciar un diseño. El ejemplo más claro, la estación del AVE de Santa Justa de Sevilla, obra de Cruz y Ortiz Arquitectos. Un edificio que aúna lo funcional, lo innovador, y lo distintivo. No existe, por tanto, ese apriorismo de lograr edificios icónicos, que ha dado lugar en tantas ocasiones a proyectos constructivos sin éxito.
El Wanda Metropolitano es otro ejemplo de cómo la combinación de cualidades como la eficiencia, la innovación, la creatividad, o la funcionalidad, construyen una marca icónica. En este caso, en muy poco tiempo.
El origen: La Peineta
Cuando en 1994, se inauguró el estadio de atletismo para la ciudad y la comunidad de Madrid, se adjudicó al edificio la etiqueta de “La Peineta”, por el simple parecido de la única grada visible a simple vista con este adorno femenino. Siendo un calificativo algo “maledicente” al inicio, con el tiempo se ha convertido en su principal cualidad de marca, en un nombre más afectuoso y cercano para los madrileños.
Porque ningún estadio del mundo disponía de una grada con ese aspecto. Y porque al estar ubicado a mucha distancia del centro de Madrid, en una zona apartada y solitaria, su perfil era visible desde muchos kilómetros a la redonda.
El fracaso en las tres candidaturas olímpicas de Madrid -2012, 2016 y 2020- tuvo, paradójicamente, un efecto beneficioso. Porque logró concitar la atención de las instituciones públicas, la ciudadanía, las empresas, y los medios de comunicación nacionales e internacionales, sobre una instalación que pretendía ser el centro neurálgico de los Juegos Olímpicos en Madrid.
Cambios y mejoras
Para lograr este reto, Cruz y Ortiz Arquitectos realizaron un nuevo diseño para la “Peineta”, que contemplaba convertir un estadio de apenas 19.000 espectadores, en otro con capacidad para 75.000. Contando con una importante ventaja: la estructura ya estaba creada, con lo cual sólo hacía falta ampliar el estadio con nuevos graderíos, y adaptar el diseño urbano de la zona a las nuevas necesidades.
Una vez descartados los Juegos Olímpicos, el Club Atlético de Madrid, se fijó en la “Peineta” como su futura sede, teniendo en cuenta las limitaciones del estadio Vicente Calderón en cuanto a ubicación, y antigüedad. El club quería un estadio nuevo que se correspondiese con su crecimiento en términos deportivos, y económicos.
El Atlético quiso aprovechar las numerosas ventajas del edificio. Por ejemplo, en cuanto a accesibilidad – cercanía a la M40 y al aeropuerto, la nueva comunicación en Metro- visibilidad, imagen icónica, o menor densidad de población de la zona respecto a otras en Madrid -lo que suponía menores coste del suelo-, entre otras.
Y por ello, decidió adquirir la parcela y el inmueble, acordando con el Ayuntamiento de Madrid los cambios necesarios en el Plan de Ordenación Urbana. Y encargando a Cruz y Ortiz Arquitectos, el diseño y construcción de un estadio nuevo, que cumpliese sus objetivos, y se adaptase a las exigencias de la UEFA para albergar competiciones europeas y mundiales.
Siendo además una instalación multiusos, con la que generar ingresos crecientes, a través tanto de las competiciones deportivas, como por la actividad empresarial y comercial, los eventos culturales, y otros. Un edificio para utilizarlo 24 horas al día, 7 días a la semana.
Un estadio diferencial
La exitosa combinación de todos estos factores, ha conseguido para el Wanda Metropolitano el reto de acoger la final de la Champions League, Y con ello, una resonancia enorme para Madrid y para España, a partir de un nuevo icono que identifica a Madrid y a España para el resto del mundo. Porque en el fútbol, son miles de millones de personas las que siguen con pasión todo lo que sucede a su alrededor.
El “producto” que Cruz y Ortiz Arquitectos, las instituciones madrileñas, y el Atlético de Madrid han logrado posicionar en el mundo del fútbol en 18 meses, tiene unas cualidades que lo hacen indudablemente diferencial. Capacidad para casi 68.000 espectadores; más de 4.200 plazas de parking; 142.000 metros cuadrados de superficie; y lo más importante, un coste de 200 millones de euros, la mitad de lo que suele ser habitual en proyectos de esta envergadura.
La innovadora cubierta se ha hecho con materiales resistentes y flexibles como el teflón, y está diseñada de forma que se equilibran las fuerzas de tracción y compresión, ahorrando estructuras -y costes- para su soporte. Y su forma de ola flambeante, diseñada así por la necesidad de cubrir el graderío original y los graderíos nuevos con un diseño armónico, es el toque diferencial que convierte la imagen del estadio en icónica.
El Wanda Metropolitano es, por todo ello, un ejemplo inspirador para los profesionales de la comunicación empresarial, que buscamos posicionar las marcas de nuestros clientes como líderes en su sector con cualidades distintivas, y ventajas competitivas.
Javier Ferrer
Director Área Comunicación Financiera Proa Comunicación