El Instituto de Estudios Superiores de la Empresa (IESE) acaba de presentar un informe sobre las expectativas de empleabilidad de los jóvenes, basado en una encuesta a 53 grandes empresas que operan en España. El estudio consulta a los empresarios su opinión sobre si el sistema educativo actual prepara eficazmente a los futuros trabajadores para que adquieran un perfil profesional que cumpla las exigencias derivadas de los avances tecnológicos y las nuevas metodologías de trabajo en el entorno laboral.
Porque los empleados del futuro deberán dominar campos como el análisis del big data, el internet de las cosas, el blockchain, el marketing digital, el comercio electrónico, y otros. Y tendrán que moverse en entornos transversales, automatizados, e internacionalizados, en los que se aplicarán metodologías de trabajo agile, design thinking, o gig economy (trabajo por proyectos). En el futuro habrá más trabajadores autónomos, y muchas de las actividades que las empresas realizan internamente, serán subcontratadas.
Todo ello supondrá un reto para el desarrollo de capacidades nuevas entre los contratados del futuro, y para la empleabilidad a largo plazo en las empresas. Las compañías no ven suficiente colaboración por parte del sistema educativo, ni del gobierno, para lograr que los jóvenes que se preparan para trabajar, adquieran el perfil competencial requerido.
Brecha en competencias
Algunos datos reflejan la difícil situación del empleo juvenil en España. La tasa de paro entre los jóvenes es superior al 33%, frente al 14% del resto de la UE. Y la OCDE considera que los cambios tecnológicos harán desaparecer el 50% de los puestos de trabajo actuales.
En España, el 35% de los jóvenes certifica un nivel de educación obligatoria, el 24% grado medio o superior, y el 28% licenciatura universitaria. Sin embargo, las empresas contratan el 67% de sus empleados entre los licenciados universitarios. Por ello, en Europa el 51% de los contratados disponen de formación profesional, un porcentaje que en España cae al 24%. Y en nuestro país, el 31% de los empleados realiza funciones que no encajan con su grado de formación.
Dado que los cambios en el entorno laboral se habrán consolidado en cinco años, las empresas necesitarán candidatos que acrediten con solvencia amplios conocimientos en finanzas, big data, marketing digital, idiomas y blockchain; capacidades como trabajo en equipo, orientación a clientes, capacidad de comunicación, capacidad de ejecución y negociación; y actitudes como adaptabilidad y resiliencia, valores éticos, sentido emprendedor, respeto, iniciativa, pensamiento creativo y sensibilidad multicultural.
Por ello, la brecha competencial se agrandará, según el informe del IESE. De hecho, el 73% de las empresas encuestadas creen que esta brecha ha crecido, y el 72% ve grandes dificultades para contratar a jóvenes en la actualidad, dada su escasa preparación para las necesidades del perfil competencial que se exigirá a futuro.
Soluciones: Colaboración más estrecha
Otras de las conclusiones del informe del IESE se refiere a que el sistema educativo debería enseñar más capacidades y actitudes, que sirven a los alumnos para desenvolverse en entornos laborales distintos. En concreto, las empresas mencionan las siguientes propuestas:
- Impulsar las prácticas a través de becas
- Incentivos fiscales a la formación
- Mas relación de las empresas con los centros educativos para impulsar su involucración en los contenidos
- Definición de perfiles y competencias
- Apoyo a la formación
- Apoyo a la comunicación y la visibilidad
Las empresas necesitan que el sistema educativo mejore sus contenidos, a través de una formación más completa, holística y práctica, con énfasis en los conocimientos, capacidades y actitudes que se están valorando en la contratación. El 87% cree que las compañías deben ser más activas a la hora de colaborar con centros educativos, para introducir en los planes formativos las competencias que se van a exigir a los recién graduados cuando quieren incorporarse al mercado laboral.
Para ello, abogan por una mayor interacción entre empresas, universidades y centros educativos. Por parte del gobierno, su aportación deberá ser dotar de mayor flexibilidad al sistema educativo, para que los centros puedan dar respuesta a las necesidades de las empresas facilitándoles lo siguiente
- El contenido y adaptación de los programas y los módulos, y la creación de nuevos grados
- Incentivos a la contratación de profesionales jóvenes y alumnos en prácticas
- Un tratamiento fiscal y laboral favorable.
Javier Ferrer
Consultor de comunicación especialista en el mundo de las inversiones de Proa Comunicación