Manuel García Ramírez —— COVID-19 y los distintos tipos de seguridad

Generalmente se piensa que la seguridad es sólo física, y en algunos casos lógica si afecta a programas o tecnología. Pero siempre el objetivo último son las personas, por lo tanto no solamente hay un lado físico, sino también uno lógico y emocional.

Además, están conectados entre sí, ya que cuando uno está recluido durante mucho tiempo sus procesos emocionales están claramente afectados. Pero al revés también ocurre, contando con ejemplos como los campos de exterminio nazi, los gulags de Stalin, y la revolución cultural de Mao. Muchos años antes de la llegada del nazismo al poder, el sentimiento antisemita en toda Prusia era evidente.

Aunque hay muchos ejemplos, algunos están ocurriendo en España. Cuando una ministra, madre de tres hijos, dice que está mejor sola y borracha. ¿Iríamos a un médico, sabiendo que es o está borracha? ¿Puede una ministra de Igualdad, que se supone que está al servicio de los españoles, ser una borracha?

La cosa no para ahí, su marido, vicepresidente del Gobierno, jura o promete la Constitución y el orden constitucional, mientras que al día siguiente dice que es republicano. ¿Qué sentido tiene? ¿Cuál es su objetivo final?

El ministro de Universidades, castellano de origen, independentista, dice que su Ministerio, no tiene competencias. Si es tan digno y moral ¿por qué no renuncia?

Lo que pasa es que la oposición tampoco anda sobrada. ¿Se pueden aprobar diecisáeis asignaturas en cuatro meses? ¿Para qué necesitan títulos de másteres ficticios la antigua presidenta de la Comunidad de Madrid o la ex ministra de Sanidad de este Gobierno?

Hace unos días, me enviaron un mesaje justificando el no pase de Madrid a la fase 1, en contra de los criterios de la presidenta de la Comunidad. Los vi lógicos y razonables, lo que no vi razonable fue que los mismos que decían eso no hacían mención de las personas que habían realizado el informe, ni publicaban las listas de los proveedores de mascarillas del Ministerio. ¿Por qué?

Todos estos sucesos y otros muchos, me generan inquietud, me desorientan, me desorganizan y dificultan mi actividad normal. Mi madre decía que: «obras son amores y no buenas razones». Aquí parece que se trata de decir una cosa y hacer otra.

Esta inseguridad emocional nos va a llevar a otra física de consecuencias insospechadas, ya que se desatarán los peores instintos, cometiéndose las atrocidades conocidas.

Desde hace unos años todos conocemos el fenómeno llamado balconing, por el que algunas personas se tiraban a la piscina desde pisos en los hoteles que estaban alojados. El resultado era rotura de brazos o piernas en el mejor de los casos. Todo esto se producía porque iban contra una ley de la física, la de la gravedad, por la que todos los cuerpos son atraídos por la tierra. Si alguien intoxicado osa ir en su contra, tendrá que aguantar sus consecuencias.

El 23 de septiembre de 1999, la sonda Mars Climate se estrelló en Marte, y la razón fue que los programas que llevaba iban escritos en el Sistema Métrico decimal, mientras que los artefactos lo entendían en libras y pies. 125 millones de dólares desperdiciados. El dialogo de sordos que se traen entre la Comunidad de Madrid y el Gobierno es similar.

Estos ejemplos me hacen pensar que la factura que pagaremos será más que cara, y no será tan solo dinero.

¿Cómo podemos recuperar nuestra seguridad emocional? Evitando desorganizaciones emocionales, recurriendo a nuestros valores tradicionales, los probados que funcionan como la gravedad, así como hablando un único lenguaje. Parece que estamos en tiempos en los que el fin justifica los medios.

Por eso nos deberíamos preguntar y respondernos: ¿Y si me lo hicieran a mí? ¿Es razonable? ¿Se puede decir y hacer de todo sin responsabilidad?


 

Manuel García Ramírez
Consultor independiente

 

Director de MGR Consultores IT y Seguridad. Ex Director de Producción IT en Entidades Financieras. Director de Seguridad por la Universidad Católica de Ávila. Licenciado en Ciencias Físicas por la Universidad Complutense de Madrid.

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