José Manuel Campa, o saber comunicar con datos una explicación y salida a la crisis

El ex-secretario de Estado de Economía José Manuel Campa inauguró el pasado viernes el XIV Congreso de la Asociación Española de Entidades de Capital Riesgo (ASCRI) con un mensaje llamativo sobre la salida de España de la crisis. Su ponencia, “Perspectivas económicas para España y Europa”, no fue un repaso con mayor o menor desolación de la situación de España al que estamos acostumbrados, sino que despertó entre los asistentes el convencimiento de que éste es un país competitivo y con posibilidades reales de recuperación y liderazgo.

No nos extraña por tanto que el Consejo Empresarial para la Competitividad pretenda “utilizarlo” como peso pesado para vender fuera de España “nuestra marca”. Así, con profesionales preparados (Campa es doctor por la Universidad de Harvard, ha sido consultor del Banco Mundial o del FMI) con solvencia intelectual y con un discurso alejado de la negatividad generalizada y creíble, sí se hace marca.

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Campa partió de una base indiscutible: en España existen unos índices de endeudamiento altísimos y perjudiciales y el objetivo fundamental del Gobierno debe ser tratar de acabar con ellos. Sin embargo, según el profesor de Economía y finanzas del IESE, la deuda no ha sido el origen de la crisis especialmente virulenta que sufre España. Tampoco el no cumplimiento de los pactos fiscales impuestos por Bruselas (aquí los díscolos han sido Portugal, Italia y, sorprendentemente, Alemania). El problema ha sido la desinversión. Según sus datos, en 2011 salieron 250 mil millones de euros o lo que es lo mismo, un 20% del PIB.

Campa se alinea con los que sostienen que no conseguiremos desapalancarnos por la vía del recorte del gasto, sino que es necesario que vuelva a fluir la inversión. ¿Cómo? Aquí van algunas de sus ideas:

En el sector público a través de una reforma estructural de los ingresos. España tiene en estos momentos uno de los gastos en el sector público respecto del PIB más bajos de las economías occidentales (la inversión en obra pública, por ejemplo, ha caído hasta el 75%). Hacen falta reformas estructurales del sector público, sobre todo para aclarar responsabilidades y mejorar la eficiencia, pero no un mayor recorte del gasto. Apostó incluso por una subida de impuestos, en concreto el IBI: “La vivienda tiene que dejar de ser un activo de inversión”.

Y en el sector privado, a través del capital riesgo. Nuestro tejido empresarial, al contrario de lo que se proclama, es y era hace cuatro años altamente competitivo. De hecho, somos el país de Europa después de Alemania en el que más han crecido las exportaciones desde 2007. Pero tenemos el mayor índice de apalancamiento de nuestro entorno y sin acceso al crédito bancario (sector que a su vez no puede permitirse endeudarse más) ¿La solución? Canales alternativos para la financiación, esto es, el capital riesgo.

Campa lanzó un mensaje de apoyo y confianza en la labor fundamental de esta industria para desatascar la situación. Se trata, a su juicio, de un sector en la encrucijada que debe (sin esperar incentivos fiscales ni de ningún otro tipo) demostrar su capacidad. Sobre todo porque de los tres indicadores de una posible recuperación económica (mejora de la bolsa, inversión en maquinaria y equipo y afluencia de crédito) éste último es el que no demuestra, según Campa, ningún atisbo de mejora.

En el terreno laboral el profesor defendió otra reforma, pero en un sentido bien distinto a la ya producida. La suya trataría de afrontar los dos problemas que arrastra el mercado español: el estancamiento de la gran mayoría de profesionales (los contratados fijos no se mueven de empresa por no perder sus ventajas adquiridas y los temporales encadenan ciclos interminables de trabajo y paro); y el gran número de parados del sector de la construcción, para quienes habría que recolocar con políticas activas y costosas de empleo.

Cecilia Díaz

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