Javier Eizaguirre —— Navegando por los mares de la confianza

“Los buenos marineros se forjan en aguas bravas no en puerto seco…”

  • “El 87% de los empleados no están comprometidos” (Workforce of 2020 de Oxford Economics) Otras fuentes elevan esta cifra aún más… En Europa y España es cercana al 90% y 93% respectivamente” (State of the Global Workplace de Gallup 2017)
  • “La desinformación alimenta la desconfianza, la polarización y la desigualdad. El 72% opina que los medios de comunicación no lo hacen bien a la hora de ser objetivos e imparciales”. “El 81% de los españoles opina que los CEO deben liderar en cuestiones sociales” (Edelman Trust Barometer Spain 2021)

 

Después de leer estos datos sigo quedándome impactado porque, honestamente, creía que la especie humana estábamos mejor y que la confianza es como si fuera algo que llevamos incorporado de serie… (que lo sigo creyendo), y al mismo tiempo, recabando estos y otros datos al respecto; cuando nos falta, ahí sí que nos damos cuenta inmediatamente que no está presente. ¿Verdad?

Querido lector, si te reconoces de alguna manera en los datos citados anteriormente, te invito a preguntarte: ¿Qué tipo de liderazgo está reflejando? Hay algo que estamos haciendo o dejando de hacer que alimenta esa “desconfianza y bajo nivel de compromiso” y eso nos aplica a todos porque todos contribuimos a alimentar ambos efectos (no es solo cosa de los CEOs o de nuestros Dirigentes, Gobernantes, etc.).

Quiero recordar a dos grandes referentes del management que nos señalan: La confianza es el pegamento de la vida. Es el ingrediente más esencial en la comunicación eficaz. Es el principio fundamental que sostiene todas las relaciones(Stephen Covey) y la que dice: “la confianza es la variable más crítica del trabajo en equipo. Este no es una virtud, es una elección consciente y voluntaria que surge y se nutre construyendo lazos de confianza basados en la vulnerabilidad humana que muestran los integrantes del equipo, ante sus errores, temores, y dificultades” (Patric Lencioni) y por eso es la primera disfunción que hay que acometer y saber en qué punto estamos y saber, si de verdad, “estamos en el camino adecuado y nos aproximamos a eso de ser un equipo de alto rendimiento”.

Bueno, ¿y ahora qué hacemos?

Como en otros post que he escrito trato de invitar al lector a mirarse, a cuestionarse y ser consciente de su contribución en lo que nos ocupa para luego ser parte de la solución. En el contexto actual de alta complejidad en el que nos movemos que explica muy bien Dave Snowden (en su modelo Cynefin), nos señala que las relaciones entre causa y efecto no son evidentes y que solo se pueden conocer en retrospectiva; por lo tanto, hay que atreverse a probar y experimentar con ciclos de prueba y error cortos y en base a los resultados ir aprendiendo, cambiando y mejorando.

¿Y esto que tiene que ver con la confianza? (te podrías estar preguntado) Pues conocer esto aporta una perspectiva de entendimiento de la situación que ayuda a “saber” que lo que antes era más seguro y previsible (y nos aportaba seguridad y confianza)  ya no lo es necesariamente ahora y que tiene muchas posibilidades de no funcionar en un contexto complejo. Por lo cual, si ahora me muevo en un entorno mucho más incierto y complejo, pondré aún más a prueba el grado de confianza en mí mismo y en los demás.

De ahí la metáfora inicial de este post, por lo que “se nos abren diferentes mares por los que navegar poniendo a prueba nuestra confianza”. Desde mi punto de vista, conectando las variables antes citadas podríamos movernos en al menos estos “4 mares de la confianza” (seguramente haya más) que son los siguientes:

1) la Confianza Ciega (se daría en un entorno más seguro y previsible y con menor confianza en mí mismo) Estaría más presente respecto de aquello o de aquellos en los que depositamos esa confianza y que serían considerados como nuestros salvadores (Líderes, Gobernantes, Conceptos, Ideologías, etc.) y esto tiene el riesgo de derivar en seguidismo y polarización.

2) la Confianza Plena (se daría entorno más incierto e imprevisible y con mayor confianza en mí mismo) A pesar de las dificultades e incertidumbres que nos rodean actuamos desde un sentido de propósito y contribución porque elegimos crear e inspirar espacios de confianza para los demás. Como señalaba antes estamos dispuestos a probar nuevos caminos para seguir ejercitando la confianza.

3) El Exceso de Confianza (se daría en un entorno más seguro y previsible y con mayor confianza en mí mismo) Esto puede provocar la arrogancia y sobrevaloración de las capacidades propias ante retos que finalmente no seremos capaces de resolver porque apelaríamos a lo que ya conocemos además de dar prioridad a los intereses personales antes que al bien común.

4) La Desconfianza (se daría en un entorno más incierto e imprevisible y con menor confianza en mí mismo) En este “mar”, la duda constante se instala como un aparente mecanismo de defensa que en realidad nos debilita y cada vez más nos quita poder personal.

Mi invitación ahora querido lector es preguntarte: ¿en cuáles sueles estar navegando? ¿Eres consciente de cuando pasas de uno a otro? Y además, ¿eres consciente del impacto de tu liderazgo cuando actúas desde uno de estos “mares de la confianza”?

Si estás suficientemente retado o motivado con estas preguntas, te animaría a que escribas las respuestas y las revises de vez en cuando para aplicarlas conscientemente en tus relaciones y, si además, quieres hacer un ejercicio de confianza auténtica te invitaría a que compartas las respuestas y pidas feedback sobre ello.

Esto último que te sugiero puedes percibirlo como algo “retador” tanto en lo profesional como en lo personal. La necesidad innata del ser humano de acercarse a otro ser humano y maximizar la recompensa de ese encuentro y, al mismo tiempo, minimizar o evitar la amenaza es un mecanismo de funcionamiento básico de nuestro cerebro y que afecta a todas nuestras interacciones.

¡Ser consciente de esto y aplicarlo nos brinda una gran ocasión para crear relaciones más confiables entre los seres humanos!

Por compartir algunos datos más, respecto de la llamada “hormona de las relaciones, del encuentro o del amor: La Oxitocina reduce el miedo a confiar en un extraño y ayuda a lograr mejores resultados. La gente de las empresas de alta confianza nos informan de:

  • Un 74% menos de estrés
  • Un 106% más de energía en el trabajo
  • Una Productividad un 50% más alta
  • Un 13% menos de días de enfermedad
  • Un 76% más de participación
  • Un 29% más de satisfacción con sus vidas, Un 40% menos de agotamiento” (Paul J Zak. ‘The Neurosciencie of Trust’, HBR-2017)

 

Además,La confianza social se asocia de forma clara y rotunda con menos infecciones durante los primeros 21 meses de la pandemia por el Covid(‘Efecto Roseto’, Revista médica The Lancet 2021); y es “Es un principio de la salud pública: a más cohesión social, más confianza con los otros, hace que tengamos mejor salud” (Celia Diaz, Socióloga Univ Complutense)

Y una vez que tomamos consciencia de todo esto es el inicio de todo cambio. “Una vez que ves, ya no puedes dejar de ver”.

Nuestro lenguaje está plagado de metáforas de la naturaleza sobre las virtudes, bondades y anhelos del ser humano. La vida en la Tierra se ha mantenido durante más de 3.800 millones de años y es un gran ejemplo de autorregulación y sostenibilidad porque durante todo este tiempo, la vida en el planeta se ha afrontado y ha superado reveses catastróficos adaptándose, innovando y dando forma a las condiciones de entorno que permitían su prosperidad.

Como decía Leonardo Da Vinci (1452-1519) es “la maestra de todos los maestros”. A lo largo de su evolución, el ser humano ha ido descubriendo los principios operativos por los que se rige la Naturaleza. Las redes, los sistemas anidados, los ciclos, los flujos y el equilibrio dinámico son solo algunos ejemplos que nos han permitido desarrollarnos rápidamente sobre todo en estos últimos 50 años.

Por ello, también escribo este post para llamar la atención sobre los riesgos del “tsunami tecnológico” en el que ya estamos inmersos y que solo acaba de empezar.

“La Naturaleza no se apresura, sin embargo todo se lleva a cabo (Lao Tzu)

Los líderes, que recuerdo lo somos todos, pueden desarrollar el nivel de consciencia adecuado que les permita observar, desvelar, aprender y poner en práctica las estrategias usadas por la Naturaleza para innovar, adaptarse y prosperar de manera sostenible y, por supuesto, con la tecnología a nuestro servicio, no al revés.

Y ahora me pregunto, ¿y si La Confianza va más allá  de ejercer algo más la marinería? ¿Y si tiene que ver también con ser conscientes y aceptar plenamente con que somos parte de un TODO y que estamos interconectados?

¿Y si la confianza es simplemente Ser Naturaleza?

¿Y tú, qué opinas?

 

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