La Fórmula 1 y sus carencias en materia de comunicación

En estos momentos tan convulsos que nos está tocando vivir de cierre de estadios, circuitos, pabellones, los aplazamientos o directamente cancelaciones de grandes eventos deportivos como carreras del mundial de MotoGP y F1, o el aplazamiento o posible cancelación de Ligas deportivas, Eurocopa o incluso Juegos Olímpicos, toca hacer una reflexión.

Es precisamente en esta situación, cuando se aprecia con toda su crudeza (nos acordamos de Santa Barbara cuando truena), el inmenso desastre que supone para la economía y la mejora en la vida de las personas, la pérdida de un Gran Premio de Formula 1, como recientemente le ha ocurrido a la carrera inaugural del campeonato en Australia y a la carrera de Barcelona que se habría celebrado en apenas mes y medio.

El dichoso virus, va a hacer ver de forma dramática lo fatal que significa la pérdida de este tipo de eventos y van a dejar en evidencia, los errores en materia de comunicación que han venido cometiendo en la Fórmula 1, tanto el promotor Liberty, la Federación Internacional de Automovilismo, así como los propios gobiernos del Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat de Cataluña.

Intentaré resumir los principales espacios donde la percepción de la opinión pública creo que sería muy diferente, de haber tenido un buen liderazgo en el discurso y la narrativa del mismo.

¿Es rentable un Gran Premio de Fórmula 1? 

Pues como todo en la vida, depende cómo se analice.

Depende de cómo se hagan las cuentas y sobre todo de los objetivos propuestos. Un caso extremo, podría ser el Gran Premio de Bahrein. Hablamos de un evento que es una absoluta ruina económica, si hacemos balance exclusivo entre los gastos que suponen el ‘hosting fee’ a Liberty (promotor de la F1) y los costes de construcción y mantenimiento del circuito, respecto a lo que se ingresa por venta de entradas y servicios de hospitalidad.

Sin embargo, la familia real de Bahrein está mas que feliz con la inversión realizada hasta la fecha y de hecho, la califican como una de las decisiones más acertadas y trascendentales tomadas en la historia del pequeño reino de Oriente próximo.

La Fórmula 1, sin duda ha sido clave para que el planeta ubique en el mapamundi la palabra ‘Bahrein’, ha sido esencial para adelantarse a otros enclaves de la región como Arabia Saudí, Qatar, Dubai o AbuDhabi y que de este modo, Bahrein sea considerado como un lugar interesante para la inversión extranjera frente a sus poderosos vecinos. Fruto de las relaciones tejidas al calor de la Fórmula 1, el fondo soberano de Bahrein, también ha desarrollado una interesante labor inversora a nivel global, destacando entre otras cosas por ser el accionista mayoritario de McLaren.

Yendo al caso que nos ocupa, los promotores de la Fórmula 1 en Barcelona, han fallado clamorosamente en mi opinión en la forma de comunicar a la opinión pública, los beneficios que aporta a Cataluña en general y a Barcelona en particular, el poder albergar un evento de gran escala mundial, como es un Gran Premio de la máxima especialidad automovilística.

No se trata de emitir tarde y mal un comunicado de prensa, diciendo que el Circuit de Barcelona-Catalunya genera un impacto anual de 340 millones de euros y sostiene 3.000 empleos directos e indirectos. De nada sirve tampoco, decir cuando el incendio está desatado que la Fórmula 1 genera por sí sola 163 millones de euros tanto a la ciudad como a la región. Pero no son culpables de esta situación ni mucho menos el departamento de comunicación de Circuit de Barcelona/Catalunya, sino los gobiernos responsables de la inversión necesaria para tener una fecha en el calendario anual de la F1.

Si quieres la paz, prepara la guerra como decía Julio César. Se trata de hacer una pedagogía continua en la opinión pública, de tener una presencia sólida en los debates en grandes medios de comunicación, de demostrar no sólo con grandiosas cifras, sino con técnicas inteligentes de comunicación, demostrar a la opinión pública que sin Fórmula 1 por ejemplo, jamás se recaudaría el excedente anual de alrededor de 20 millones de euros en recaudación del IVA, que jamás olerían las arcas públicas en caso de no celebrarse no celebrarse el evento.

El valor de la ‘Marca ciudad/país’.

Pero hay mucho más. A pesar de que ese exceso de IVA ya por sí solo haría rentable el Gran Premio de España, la carrera de Barcelona, por razones históricas al ser nuestro país, el sexto del mundo con mas carreras de F1 celebradas de la historia, paga un fee de apenas 25 millones de euros por tener los derechos de la prueba. Esto de primeras puede parecer mucho, pero realmente es un regalo cuando se observa que los últimos en llegar al club, como es el caso de Azerbaiyán, Rusia o Vietnam, pagan un fee de alrededor de 70 millones de euros. Y atención, que hay países como Arabia Saudi que estarían dispuestos a pagar fees superiores a los 100 millones de euros, pero de momento no pueden entrar a este selecto club pues Bahrein y AbuDhabi ya se les adelantaron en esa parte del mundo y de momento no hay hueco.

Como ocurre con frecuencia, sólo se valorarán las cosas cuando no se tengan. El hecho de que por una semana la palabra ‘Barcelona’, sea el centro de atención mundial para 600 millones de personas, así como muchas empresas multinacionales, tiene un valor extraordinario. Bien lo puede atestiguar Singapur, que, a pesar de soportar unos costes de organización de los más elevados del calendario, cada año gana puntos en el mapa de la inversión global frente a su vecino y rival Hong Kong,

Igual que un patrocinio requiere de un presupuesto de activación para multiplicar exponencialmente su rendimiento, la inversión pública debe dotarse de un potente plan de comunicación, que demuestre día a día los indudables beneficios de la inversión del dinero de los contribuyentes. A fin de cuentas, se trata de eso, de demostrar que se trata de una buena inversión y no de un gasto prescindible. Es necesario hacer comprender a cierto sector de la opinión pública, que, si se quiere dinero para servicios públicos de calidad, hay que permitir que la actividad económica prospere y la recaudación generada posteriormente financie esos servicios.

¿Es una propuesta sostenible la Fórmula 1 en estos tiempos?

Aquí vemos otro clamoroso fallo a la hora de comunicar los beneficios de la Fórmula 1, pero en esta ocasión los culpables a mi modo de ver, son las marcas de coches, los organizadores y de forma especial la Federación Internacional de Automovilismo (FIA).

La Fórmula E con monoplazas de propulsión eléctrica, a día de hoy (veremos en el futuro) no es de ninguna de las maneras un producto mas sostenible que la Fórmula 1. Utilizan unas baterías con alto nivel de toxicidad, desplazan su material con huella de carbono comparable a la que hace la Fórmula 1 e incluso sus baterías, son recargadas en la trastienda con generadores diesel.

Nada que objetar sin embargo. Al contrario, la Formula E es un campeonato muy necesario y su creador y director Alejandro Agag, ha dado pruebas de ser un brillante gestor y lo que es mas importante, un gran comunicador a la hora de transmitir la idea de que ellos son el futuro, que ellos son más sostenibles que la Formula 1, que ellos en definitiva son la ‘alternativa ecólogica’ a la Fórmula 1.

Y aunque la contraposición entre los beneficios de un modelo sobre el otro sea más que discutible, lo que es innegable es que la Formula E está liderando una batalla a nivel de comunicación que la Fórmula 1 está perdiendo no por ser realmente peor, sino por su práctica incomparecencia en la narrativa de los hechos.

El problema de la Fórmula 1 a la hora de comunicar los beneficios de su I+D a nivel de sostenibilidad y de aportaciones a la sociedad en materia de seguridad, sin embargo, no es de ahora, sino que podría decirse que es un mal crónico que sufre desde tiempos ya inmemoriales.

La Fórmula 1, de hecho, hoy día es un absoluto prodigio tecnológico. Desde 2014 ha logrado con sus actuales motorizaciones híbridas, superar hace más de tres años la barrera del 50% de eficiencia térmica. Esta hazaña tecnológica obliga a la propulsión 100% eléctrica tanto a baterías como a hidrógeno a mejorar sus estándares y toda esta ‘competición’ técnica fuera de los circuitos, no hace sino redundar en que nuestra sociedad, cuente con unos modelos de movilidad cada vez mas eficientes y por ende más sostenibles.

La aportación, sin embargo, no se limita a la mejora espectacular experimentada por el motor de combustión interna y su posterior trasvase a los coches de calle. Los propios coches eléctricos, necesitados de unas plataformas lo mas ligeras posibles, que compensen su gran hándicap como es el peso, se benefician también del I+D de décadas de trabajo de la Formula 1, en materiales como la fibra de carbono, titanio y aceros especiales, que permiten que su uso hoy día sea mucho más común y asequible.

Lo mismo cabe decir, del liderazgo de la F1 en los sistemas de recuperación de energía a través de los sistemas de frenado y producción de calor, elementos claves ambos, para prolongar la autonomía de las baterías o pilas de combustible en los coches eléctricos.

El invisible legado tecnológico de la Formula 1.

Qué decir también, de los avances en tecnología de simulación y adquisición de datos, donde tanto se ha logrado gracias a las descomunales inversiones que en la materia, han desarrollado los equipos de F1. Gracias a este esfuerzo por parte de estos constructores, en la actualidad se ha reducido en una proporción espectacular las pruebas físicas de los coches y como consecuencia de ello, un enorme ahorro de recursos, menor desperdicio de costosos materiales o desplazamientos de personal, etc.

Y ‘last but not least’ aunque fuera del ámbito de la estricta sostenibilidad, la aportación de la Fórmula 1 en el ámbito de la seguridad es sin ningún tipo de dudas, incomparablemente superior al que haya podido realizar cualquier tipo de deporte o espectáculo a nivel global. Gracias por ejemplo, al I+D en protección a los pilotos contra el fuego y los accidentes, los cuerpos y fuerzas de seguridad, así como los bomberos, hoy día cuentan con un material a su disposición que además de protegerles mucho mejor, también les permite realizar sus funciones mucho mejor, gracias a su ligereza. Lo mismo cabe decir, con los avances de seguridad activa y pasiva de los vehículos que hoy día vemos en nuestras carreteras y que tanto deben, a la competición automovilística en general y la Fórmula 1 en particular. Sirvan como ejemplo, avances como los frenos de disco, las suspensiones inteligentes, el abs, las prestaciones de los neumáticos actuales, los sistemas de ayuda a la conducción y muchas otras innovaciones beneficiosas para nuestra sociedad, que fruto de una mala o inexistente llegada del mensaje, han pasado prácticamente inadvertidas para gran parte de la opinión pública.

Como dice el refrán, nunca es tarde si la dicha es buena. Federaciones, promotores y constructores tenéis una asignatura muy importante: Se llama ‘Comunicación’.

 


Pablo de Villota
Director del Área Sports & Entertainment de Proa Comunicación

NOTICIAS RELACIONADAS