Los medios digitales, la nueva «droga» de los niños

Manfred Spitzer, catedrático alemán, director del departamento de Psiquiatría en el Hospital Universitario de Ulm y del Centro de Transferencia de Neurociencias y Aprendizaje, sostiene que los medios digitales (ordenadores, tabletas y smartphones) «no aumentan la capacidad de aprendizaje académico, sino todo lo contrario». A su juicio, pueden incidir de forma negativa en los procesos cerebrales de aprendizaje y causar trastornos patológicos, tanto físicos como psicológicos. «Los niños se acostumbran a focalizar su atención en la pantalla, externalizan procesos cerebrales de captación de información, reducen su capacidad de retención y memorización y así aprenden menos». «Es lógico -señala- porque si utilizan una calculadora de bolsillo o un traductor, por ejemplo, no desarrollan los procesos mentales necesarios para aprender adecuadamente aritmética o un idioma».

Atendiendo a los resultados de la investigación, reclama a padres, profesores y políticos una reflexión profunda sobre la utilidad pedagógica de estos recursos y sobre sus riesgos, que también son físicos. Los colegios de médicos españoles han definido todo este abuso como una nueva adicción a los medios digitales como a cualquier droga. Una prueba de la fragilidad de la mente humana son estas nuevas “drogas”. Porque nuestra genética de ocho millones de años entre la naturaleza y con recompensas procedentes de ella y de la interrelación en pequeños grupos: que es lo que todavía somos a nivel emocional, se desprograma con estos.

En su última obra «La Enfermedad Cibernética», Spitzer alerta de que el abuso de las pantallas vuelve a los niños «más gordos y miopes. También les priva del descanso, ya que enfrascarse en la pantalla en las horas previas al sueño comporta una bajada de la secreción de melatonina y un reseteo de su ritmo circadiano, «lo que hace que por la mañana se levanten cansados«.

La luz azul de las pantallas, cuando las utilizamos al acostarnos, es interpretada por el cerebro como que es de día y, además, oxida la melatonina imprescindible para los mecanismos de reparación tisular y el sueño. Un adolescente declara que extravió su teléfono dos días y tenía doscientos mensajes. Un adicto a un nuevo género de droga.

En cuanto a los efectos adversos a nivel psicológico, este experto habla de trastornos de atención, estrés y depresión. Un estudio británico reciente indica que las niñas de 13 años que pasan más de tres horas diarias en Facebook tienen el doble de posibilidades de padecer depresión cinco años después. A la vista de estos riesgos cabe preguntarse por qué los responsables educativos siguen promoviendo el uso de dispositivos digitales. Spitzer es tajante: «por presiones comerciales, ya que nos bombardean con mensajes sobre los beneficios de sus productos y nos convierten en adictos”

Aislamiento del mundo real 

En España, un dato más preocupante aún es que, un 22% son usuarios extremos de Internet, es decir, pasan más de seis horas conectados los días laborables, lo cual no solo les deja poco tiempo para otras actividades como el deporte, las salidas con amigos o el estudio, la lectura, sino que además incide negativamente en su vida de sedentarios. ¡Se acabó el tiempo para la lectura, el pensamiento y las distracciones acordes a nuestra naturaleza biológica!

En Corea del Sur, el país con mayor penetración de estos recursos, lo saben bien. Según datos del Ministerio de Ciencia, el 30 por ciento de los que tienen entre 10 y 19 años son adictos al smartphone. Un fenómeno similar es el de los hikikomoris (recluidos) japoneses, que se aíslan del mundo real en su habitación, conectados permanentemente a la red. Bastantes de ellos acaban siendo hospitalizados o frecuentan campamentos de desintoxicación tecnológica.

El análisis ha apuntado que un uso inadecuado o excesivo entre los adolescentes «puede presentar problemas de agresividad, ansiedad, depresión, trastornos del sueño y, en algunos casos, aislamiento social», según ha asegurado Raquel Muñoz, investigadora principal del estudio. Los resultados se han obtenido a partir de un trabajo realizado el curso 2010-2011 en 28 escuelas del Vallés Occidental con la participación de 5.538 estudiantes de entre 12 y 20 años.

Una muestra del estado emocional, de lo que motiva y de la falta de objetivos para el desarrollo de la propia personalidad que está presente en el mundo en que vivimos. Del vacío emocional que dificulta la gestión del tiempo personal en dirección de la salud, la cultura, el bienestar y desarrollo de su persona. Un síntoma de la tendencia simplificadora de nuestra civilización, donde las nuevas tecnologías hacen el resto. Un 16% de españoles se declara abiertamente extremista, demostrando que la televisión basura produce, facilita y estimula esta situación. Esto interesa para tener votantes alterados emocionalmente y exaltados para determinados partidos políticos. Por todo esto ningún autor tiene motivos para animarse a escribir, no tendrán tiempo sus lectores para dedicarle tiempo al libro. Las funciones de las porciones pre-frontales en el cerebro son anticipar, planificar el futuro. Cuando desde pequeños se recurre constantemente a estos aparatajes, los lóbulos cerebrales pueden quedarse sin desarrollar del todo.


José Antonio Rodríguez Piedrabuena 
Especialista en Psiquiatría y Psicoanálisis

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