-“Cuida tus pensamientos porque se volverán palabras.
-Cuida tus palabras porque se volverán actos.
-Cuida tus actos porque se volverán hábitos.
-Cuida tus hábitos porque forjarán tu carácter.
-Cuida tu carácter porque formará tu destino.
-Y tu destino será tu vida”
Gandhi
Nuestro carácter está compuesto por nuestros hábitos. Los hábitos son factores poderosos en nuestras vidas. Dado que son pautas consistentes que repetimos de manera constante y cotidiana, acaban expresando nuestro carácter y generan nuestra efectividad o inefectividad. La buena noticia es que pueden aprenderse y olvidarse, aunque hacerlo no es fácil ni rápido: supone un proceso y un compromiso tremendo.
Los 3 primeros hábitos que describe Stephen Covey en Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva tienen que ver con el autodominio y disciplina: te llevan de la dependencia a la independencia. Son las “victorias privadas”, la esencia del desarrollo del carácter, que preceden a las “victorias públicas”. No se puede invertir ese proceso, así como no se puede recoger una cosecha antes de la siembra: es de dentro hacia fuera.
Todos empezamos nuestra vida como seres totalmente dependientes de otros. Gradualmente, nos volvemos cada vez más independientes y vamos siendo conscientes que la vida también es interdependiente, que parte de nuestro éxito depende de las relaciones con otros.
Las personas dependientes necesitan de los otros para conseguir lo que quieren. Las personas independientes consiguen lo que quieren gracias a su propio esfuerzo. Las personas interdependientes combinan sus esfuerzos con los esfuerzos de otros para lograr un éxito mayor.
Después de trabajar los tres primeros hábitos es cuando uno se vuelve verdaderamente independiente, ya que posee una base para la interdependencia efectiva. Posee un carácter de base a partir del cual se puede obrar con más efectividad sobre las “victorias públicas”, más orientadas hacia la personalidad, el trabajo de equipo, la cooperación y la comunicación.
Por eso para Covey, los cuatro últimos hábitos son:
- Pensar en Ganar-Ganar: desarrollar una mentalidad de abundancia material y espiritual, donde la vida no implica que para que yo gane alguien tiene que perder.
- Buscar entender primero y ser entendido después: el respeto a los demás es la clave de las relaciones humanas efectivas y posibilita llegar a acuerdos de este tipo.
- Genera Sinergias: cultivar la habilidad y la actitud de valorar la diversidad a través del trabajo en equipo y la innovación.
- Afilar la sierra: renovarnos física, mental, social y espiritualmente para tener un equilibrio entre todas las dimensiones de nuestro ser y ser efectivos en los diferentes roles que desempeñamos en nuestras vidas.
El último hábito es el de la renovación: una renovación regular y equilibrada de las cuatro dimensiones básicas de la vida. Abarca y encarna todos los otros hábitos. Es el que crea la espiral de desarrollo ascendente que nos conduce a nuevos niveles de comprensión y a vivir cada uno de los hábitos en un plano cada vez más elevado. Este es el hábito que lleva al ser humano a salir de su zona de confort, a no estancarse y a innovar.
Cada uno de los siete hábitos está relacionado con uno de los cuatro cerebros y podemos analizar su aplicación financieramente. Los dos primeros (ser proactivo y tener un fin en mente) tienen que ver con el neocórtex, con el ¿por qué?. Recordemos que antes de hacer nada con éxito, tenemos que encontrar la motivación. Los dos siguientes (lo primero es lo primero y ganar-ganar) están relacionados con el cerebro reptiliano: análisis de supervivencia, de gastos básicos y de necesidades. El quinto y sexto hábito (comprender al otro y las sinergias) dependen del cerebro límbico: las relaciones, procesos y el respeto. Y por último, el séptimo hábito es el del propósito, el del cerebro pre frontal: buscamos siempre mejorar, evolucionar, trascender y encontrar el propósito.
La rutina de alguna manera nos impide ser conscientes en el presente, lo cual se refleja en nuestro cuerpo día a día porque hacemos todas nuestras funciones de manera sistemática como una máquina. Cuando tenemos que modificar alguna de nuestras funciones, lo hacemos consciente en nuestra mente y luego lo llevamos a la práctica. ¿Quién no se ha puesto un plan para empezar a hacer deporte, levantarse más temprano, modificar su alimentación o cambiar la forma de estudiar o trabajar? Antes de hacer algo distinto a lo que estamos habituados, primero pensamos cómo lo vamos a hacer.
El éxito no está sólo en conocernos y tener buenos hábitos. El éxito radica en la excelencia, en hacer bien cualquier cosa que nos propongamos, siempre que seamos constantes y conscientes. Todos los grandes hechos han empezado con una decisión valiente, y seguramente un compromiso grande: adquirir nuevas competencias y esfuerzos constantes en el tiempo. Pero el punto de partida siempre es el mismo: decidir intentarlo y dar lo mejor de uno mismo en cada momento.
Las referencias que en estos artículos se hacen a las estructuras cerebrales se realizan desde un método simplificado, no exhaustivamente científico, con el fin de facilitar su comprensión y aplicación a la vida cotidiana.
Próxima Semana: Competencias en la gestión del dinero
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Rocío Ledesma del Fresno
Manager de Dextra Corporate Advisors y consejera de Navis Capital Desarrollo, SGEIC