Todo tiene sentido con el cuarto cerebro

“Las personas necesitan un propósito que tenga significado: esa es nuestra razón de vivir”

 Warren G. Bennis

 

Nadie se ha arrepentido nunca de haberse parado a pensar antes de acometer un gasto, sea del tamaño que sea. Saber que has hecho algo (o que no lo has hecho) después de pensarlo no puede tener nunca consecuencias negativas. Analizarlo es una forma de no dejarte llevar por los instintos ni las emociones: si lo piensas, muchos de los gastos que tienes no los necesitas para nada… y cuando digo para nada, es para nada.

La mayoría de las veces no somos conscientes de nuestras acciones, pero es importante reconocer que sólo podremos cambiarlas cuando sepamos cuáles son los motivos. Puedes seguir gastando sin pensar ni querer cambiar, pero pregúntate si de verdad quieres ser así. Para, piensa y actúa es la secuencia que te lleva al éxito. La felicidad no es suerte, es una elección, y por ello construir o destruir tu vida sólo depende de la decisión de cada uno.

Todos tenemos claro que antes de acometer un gasto es mejor parar, pensar, entender el ¿por qué? y reflexionar. ¿Pero alguien está convencido de que a partir de ahora lo va a hacer siempre? Seguro que la respuesta es “No”. ¿Por qué nos cuesta tanto hacer algo que sabemos que está bien hecho y que nos lleva al éxito? ¿Cuántas veces nos hemos propuesto algo con muchas ganas, pero al cabo de un tiempo nos hemos encontrado con excusas? Pereza, falta de tiempo, rutina, procrastinación y falta de disciplina… y abandonamos nuestro sueño quedándonos en la zona de confort.

Dicen que el truco es estar siempre motivados para hacerlo, pero lo importante es entender que motivar no es animar, no es hacer algo con esfuerzo: motivar es dar motivos, construir una razón, un propósito. El ser humano busca el significado de su vida y la felicidad está íntimamente relacionada con saber ¿para qué?. Los propósitos no son obligaciones. Son deseos que con voluntad, confianza y compromiso convertimos en acciones.

Un propósito es más que un listado de cosas que quieres obligarte a realizar y que te apuntas en la agenda y te convences a ti mismo. Un propósito parte siempre del corazón y cuando está alineado con la cabeza, será lo que te impulsa, lo que te indica la dirección que tienes que seguir. Si dejamos de confiar y creer, se debilitará nuestro compromiso, dudaremos y dejaremos que entren emociones negativas y entonces perderemos la voluntad y disciplina. Cualquier acción, parte de un propósito y el éxito está en nuestra actitud: en saber determinar qué se esconde detrás de ese propósito para encontrar la motivación.

La teoría del cerebro triuno de MacLean se ha quedado algo desfasada al desarrollarse recientemente una corriente basada en una de las diferencias anatómicas más obvias entre el cerebro de los primates (especialmente los humanos) y otros mamíferos. El Lóbulo Frontal se encuentra especialmente desarrollado en humanos y se considera que, esta zona que está dentro de la corteza, sería la responsable de definir y hacernos buscar el propósito en la vida, la búsqueda de sentido vital y confirmar que seguimos en constante evolución.

Se piensa que es la clave para la personalidad y la inteligencia y el punto de origen de la conciencia de uno mismo, de la capacidad intuitiva. Es el cerebro que ayuda al ser humano en la toma de decisiones y es el del compromiso, el que busca la trascendencia de la persona, expresar lo que somos y realizarnos. Es el cerebro más social porque el ser humano no puede realizarse individualmente: su sentido en la vida está en relación con un bien superior para la humanidad y para su liderazgo. Con este cerebro nos preguntamos nuestra utilidad, el ¿para qué? estamos aquí y es el cerebro de la comunicación, ya que necesitamos expresar lo somos y realizarnos.

Podemos entonces concluir que es importante tener siempre en mente que poseemos tres “cerebros” físicamente separados y otra zona que le da sentido al funcionamiento de todos ellos en conjunto. Cada una de estas áreas tiene una función y debemos ser conscientes en cada momento de cuál es la que predomina en nosotros para entender por qué nos comportamos o actuamos de cierta manera. Si no activamos todas correctamente, será complicado que tengamos éxito en la consecución de nuestros objetivos a largo plazo, necesitando darle siempre un sentido a lo que hacemos si queremos tener éxito en ese campo

Somos seres con capacidad para imaginar el futuro y las consecuencias que nuestros actos pueden tener sobre él. El cerebro prefrontal pone el foco en analizar si las acciones están en sintonía con su propósito convirtiéndose en un filtro a través del cual analizar nuestros compromisos. Sentir que tienes un propósito en la vida nos moviliza, nos encamina hacia una dirección y nos anima a tomar acción, presencia y responsabilidad en nuestra vida.

Las referencias que en estos artículos se hacen a las estructuras cerebrales se realizan desde un método simplificado, no exhaustivamente científico, con el fin de facilitar su comprensión y aplicación a la vida cotidiana.

Próxima Semana: Los cuatro cerebros en acción
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Rocío Ledesma del Fresno

Rocío Ledesma del Fresno
Manager en Dextra Corporate Advisors y consejera en Navis Capital Desarrollo, SGEIC

 

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