La inteligencia emocional

En 1959 teníamos entre nosotros al profesor Juan Rof Carballo, que escribía libros como Cerebro Interno y Mundo Emocional; Urdimbre Afectiva y Enfermedad y Cerebro Interno y Sociedad. ¿Qué me dicen ahora de Goleman y el resto de la peña y del entusiasmo de los desinformados ante la inteligencia emocional como producto de importación y “última generación”?Muchas personas se dan de modernos, porque hablan de inteligencia emocional, expertos en la misma, y hasta másteres de la cosa, todo muy actual y moderno, quizá no saben la antigüedad de los que llevamos estudiando este tema en España. De hecho, tuve el privilegio de ser discípulo del profesor Rof muchos años y doy testimonio de ello.

Después de 36 años, en 1995, Daniel Goleman se hace famoso a nivel mundial cuando publica Emotional Intelligence, donde nada dice de todo lo que se ha publicado desde 1910 sobre este tema, pese a que habían sido años en que se impuso que el interior emocional no fuera motivo de investigación. Teníamos encima una censura, una descalificación por mentar lo no consciente, la influencia de las emociones, incluso cuestionaron la relación entre las emociones, la salud y la enfermedad. Esa ignorancia ha posibilitado la colonización americana y ahora además del viernes negro y palabras y frases absolutamente innecesarias en inglés, tenemos la inteligencia emocional y el coaching, que en mi próximo libro lo explico como algo que ya teníamos dentro de las diferentes formas de terapias.

El sistema emocional es anticipatorio y programado genéticamente para la supervivencia, que toma el mando porque es mucho más rápido y organizado y, por lo general, está fuera de la conciencia. Estamos construidos para que subsistan estructuras cerebrales antiquísimas con otras modernas. El cuerpo decide, sabe, reconoce antes que la conciencia, porque las emociones tienen funciones arcaicas de prevención y anticipación que preparan los cuerpos para los posibles eventos de peligro o de recompensa.

Las emociones y sentimientos son el pegamento de la mente, sus raíces, su infraestructura, los cimientos del funcionamiento cerebral. Algo cercano a lo que pudiera ser la inteligencia emocional serían las capacidades de los individuos para valorar, sentir y expresar emociones, percibir con matices a sus semejantes, a la naturaleza y su fragilidad, lo que cada uno contribuye para no dañarla, la cultura, la belleza, los valores morales, la empatía, el valor que tienen las personas en sí mismas; lo que debemos a nuestros ancestros como Mozart, Goya, Cajal y los miles que han construido la civilización, a nuestros padres, a nuestros abuelos. La valoración global del entorno personal y colectivo.

Es inteligencia y salud mental cuidar de todo lo que le corresponde, a su mente y el buen vivir ajustado a las leyes naturales. Pero, esto necesita de un cerebro terminado en su desarrollo. La corteza prefrontal, estructura de la cognición y de la anticipación propiamente humana, puede ser frenada por la presión de las emociones, la ansiedad, el miedo, la ira, la violencia, la envidia, el resentimiento, por la defensa del territorio y por los inductores del corto plazo, por las presiones manifiestas o latentes de los grupos. También por el optimismo excesivo o por los sentimientos depresivos, por las emociones intensas.

Salud mental vulnerable y provisional

Tenemos emociones que van a producir una regresión en el funcionamiento cerebral adulto, humano, desconectando algunas estructuras corticales y activando las arcaicas subcorticales, de animales primitivos que hemos sido y que somos en ese momento de desconexión. Todas las emociones van a ser el fundamento de lo consciente o inconsciente, de las decisiones y su ejecución. Esto es una prueba de nuestra vulnerabilidad y de nuestra salud mental provisional.

Las emociones necesitan de las funciones inhibitorias, prospectivas, anticipatorias de las cortezas prefrontales. A los extremistas, el pueblo les suele calificar de descerebrados. Lo que quiere decir que tienen un cerebro inmaduro. Este descontrol del ánimo, la falta de percepción de metas y del largo plazo son una característica de los niños pequeños. A los asociales, los psicópatas, los narcisistas, manipuladores, extremistas y timadores les une la falta de desarrollo como seres con sistema emocional adulto, son niños que solo les importa lo suyo. Tomen en serio esta advertencia.

“El sobrecargar nuestras creencias y conductas de emocionalidad nos deja desactivado lo que tenemos un poco diferente a los animales, el prefrontal, volviendo a ser animales manejados por las estructuras subcorticales comunes a todos los animales”. (Pankseepp, 20011. Damasio, 2000). “Si nos atenemos a la cognición, todavía podemos ver muy poco en imágenes sobre qué consiste. Es pensamiento, razonamiento, memoria, decisiones y todo esto a gran velocidad y a nivel inconsciente”. “Y en unas imágenes con las que no podemos saber lo que es consciente o inconsciente” (The Future of the Brain. Gary Marcus and Jeremy Freeman).

Las actividades no conscientes y emocionales están producidas y controladas por las regiones inferiores del encéfalo, bulbo raquídeo, protuberancia, mesencéfalo, hipotálamo, tálamo, cerebelo, ganglios basales y amígdala, estructuras comunes a todos los animales. Las cortezas cerebrales también están dentro del sistema emocional como accionistas minoritarias.

El sistema emocional está al servicio de la conservación de la vida. Las porciones más antiguas del cerebro son el motor de las decisiones, de las motivaciones básicas mediante las que, mayoritariamente, se mueven los seres a medio terminar emocionalmente… puede que, con doctorados, cargos importantes o analfabetos, da igual. La amígdala transmite valor a los “conocimientos” corticales, valor afectivo, positivo o negativo. Tiene otras muchas funciones que se describen después.

Tenemos la enorme presión del entorno y la dificultad de ser libres por la fuerte carga de manipulación emocional o ideológica en la que estamos inmersos cada día y desde todos lados. La amenaza y la censura emocional está tan presentes que el héroe verdadero hoy es el que permanece centrado, concentrado. Y, por si fuera poco, tenemos la tendencia a descartar la información discrepante para mantener a toda costa nuestras opiniones, militancias y fanatismos.

El fin no justifica los medios 

La jerarquía de valores morales y de conducta se gestan en las nombradas antiguas estructuras límbicas en conexión con los lóbulos frontales mediales, lo que quiere decir que éstos ya estaban en el inicio de la vida animal. Podemos hacerlos conscientes y perfeccionarlos, pero, por múltiples razones, gran cantidad de humanos tienen estas funciones alteradas.

La ética y la justicias son valores muy biológicos. Están en todas las especies, en el reino animal se ejecutan castigos para los que hacen trampas. Un humano que tenga alterados esos valores de la ética está muy mal de la cabeza. Se pueden ver ejemplos en la clínica neurológica de personas que han dejado de ser éticos por una lesión, un tumor, una enfermedad cerebral. Por lo tanto, atención con eso de que el fin justifica los medios deshonestos o criminales: personas con lesiones cerebrales actúan de esa manera. A ver si estamos cerrando los ojos ante la evidencia de que hay personas inmaduras, psicopáticas, infantiles, que ocupan grandes espacios sociales y de liderazgo, dándoles plaza en los medios de comunicación y… hasta votos, personas para los que el fin justifica sus medios.

Las alteraciones del sentido común, de la conducta social para la convivencia, la incapacidad de anticipar o de planificar peligros personales o colectivos, de posponer gratificaciones y un largo correlato de síntomas, se da cuando se lesionan o no han madurado estas estructuras del cerebro: fallos de la inteligencia emocional. Cuando discutimos cualquier idea sobre religión, deportes, economía o política, la mayoría de las veces estamos defendiendo o atacando un conjunto de emociones poco conocidas por los discutidores. Vean el Parlamento estos días. Esto demuestra la fragilidad de los controles que posemos y de nuestros constructos mentales.

Remarcamos, alguien sin valores morales, éticos, de responsabilidad sobre la vida colectiva y la naturaleza puede ser un enfermo del cerebro. Tampoco tenemos claro qué hay que hacer para conservar y desarrollar un buen cerebro, no está en el menú social. Ese desarrollo se consigue lentamente en el hogar, no hay otro método para los mamíferos que somos. Hace 35 años ya sabíamos que el útero familiar va a determinar el grado de desarrollo emocional. No metan ninguna ideología en estos conceptos biológicos porque no van a tener ninguna evidencia científica.

“El individuo ha desarrollado en el cerebro gracias a la educación, y el buen ejemplo de otros… algunos conceptos corticales de máximo nivel que contienen principios éticos basados en que la humanidad ha considerado útiles e indispensables para la armonía social: caridad, honor o el respeto a los demás y valores, reglas incrustadas en la filogenia (…), el valor de bienes proyectados en el futuro o que sus descendientes disfrutarán. Asegurar el futuro de la progenie común a todos los insectos y animales: es la genética” (Fuster 2018). Lo escribe uno de los grandes neurocientíficos del momento, aunque no tiene micrófonos en la sobremesa, porque no es futbolista ni entrenador ni protesta en la calle por nada.

Cuando la corteza prefrontal no ha podido terminar su desarrollo, el sujeto se busca a sí mismo, con desvalorización -manifiesta o no- de lo que le rodea o que no coincide con su egocentrismo; son ególatras, impulsivos, o fríos calculadores, astutos del corto plazo. Hay algunos que les apetece el riesgo, salir de la norma, con muy poco criterio ético, dado que esta corteza es el centro de los criterios éticos y del criterio personal basado en la empatía y la generosidad. En general, su desprecio por el talento de los demás lleva a tomarnos por tontos.

Ahora intenten comprender el sistema, cuerpo, cerebro, ambiente como origen de la inteligencia emocional con alguna de las muchas simplificaciones del mercado. Y, aplíquenle algún cursillito. Media hora de entrevista televisiva de Castilla-La Mancha a una joven “experta en gestión emocional” para promocionar su libro. Su curriculum: haber superado abusos de pequeña y terminar el bachillerato.


José Antonio Rodríguez Piedrabuena 
Especialista en Psiquiatría y Psicoanálisis. Especialista en formación de directivos, terapias de grupo y de pareja

NOTICIAS RELACIONADAS